El Crimen Organizado también es madera, salmones y minería ilegal

El Diario La Segunda del viernes trae un reportaje a dos páginas sobre el crimen organizado que roba salmón, cobre y madera, con las acostumbradas afirmaciones par estos casos del tipo «nos somos México», «no hay un Pablo Escobar acá», muy parecido a las frases para el bronce que decían que nuestro país era «de paso» en materia de drogas.

No, si nunca nos va a pasar.

Pero pasó y estamos dentro del proceso de expansión del crimen orgnizado, en la etapa previa a los hechos de violencia selectiva contra todo aquel que pretenda quebrar el huevo de la serpiente.

El crimen organizado no son los Peaky Blinders, no es Al Capone, ni siquiera es Vito Corleone. Es mucho más que eso. Se trata de modelos económicos ilegales transnacionales, que lucran de todo lo que se pueda, mucho más allá de las drogas. Y pueden llegar grupos de otros países, pero muy pronto son imitados por locales que a su vez crean sus propias bandas y negocian territorios y actividades, o es la guerra.

Sin embargo, han comprendido que mientras más escándalo, mas posibilidades de que el Estado les caiga encima. La consigna es el bajo perfil. Pablo Escobar fue muy torpe en ese tema. Como dicen, «andaba bandera»; o sea, todo el mundo, literalmente, sabía que era el jefe de jefes. Es muy difícil que haya otro Pablo Escobar en el planeta, sería demasiado torpe de su parte. Digamos que las cosas se profesionalizaron y el crimen aprende de los errores.

El verdadero capo no se muestra. Se camufla entre la población, pasa por bueno, su perfil puede ser el de un padre de familia de aquellos, que vive en un barrio acomodado de la ciudad, sus hijos van a colegios bien pagados. Muchos capos han asistido a la universidad, tienen contactos, son ciudadanos respetables a los que les va muy bien en lo económico.

Los ejecutores son los que caen: el que anda con la motosierra, el que maneja el camión en el cual se transportan los salmones, el que cargó los cables de cobre. ¿Se imaginan la cantidad de trabajo que da la economía del crimen organizado?

Minerales, salmón, cobre, sin duda que para muchos puede ser una novedad. ¿No era que se dedicaban al sicariato, a la trata de personas, a la venta de drogas? En absoluto, la idea es explotar todo lo que produzca dinero fácil y abundante.

Veamos algunos ejemplos, en otros países que van más adelante que nosotros, en el desarrollo del crimen organizado.

Existe pesca ilegal en Uruguay, donde más encima los pescadores son sometidos a toda clase de abusus laborales. Lo mismo ocurre en centroamérica y el caribe, con la pesca de langosta, y en México y Ecuador, con las aletas de tiburón que son exportadas al Asia.

La deforestación amazónica es una realidad en Brasil. Hay tráfico de fauna silvestre no sólo especies vivas, como ocurre en Perú, sino además productos de marroquinería de especies exóticas desde Colombia a Estados Unidos y otros países. En Perú, la minería ilegal del oro uy otros metales deforesta terrenos y deja piscinas de tóxicos que provocan un tremendo daño ambiental.

La lista es interminable y alcanza incluso a los procesos de cosecha de frutas y verduras y a la ganadería. América Latina es hoy por hoy un tremendo escenario para el crimen organizado.

Y nosotros deberíamos estar muy preocupados y ocupados.

Sobre el autor: Waldo Ortega Jarpa es abogado penalista y Dr. en Derecho, además de profesor de la Universidad Andrés Bello. Esta columna fue originalmente publicada en su blog Derecho en Movimiento, que se puede visitar aquí.

Publicado en Actualidad Opinión