Luciano Cruz no solo fue uno de los fundadores del MIR, sino que además, sin lugar a dudas, se trató de uno de sus cuadros más arriesgados, no solo por acciones como el secuestro de Hernán Osses, sino por otras muy polémicas, entre ellas el plagio de un carabinero que patrullaba el campus universitario, quien estuvo retenido un par de horas, así como una infiltración en el Hospital Militar de Santiago, cuando estaba siendo intensamente buscado.
Como relatan Mauricio Palma y Daniel Avendaño en el libro El rebelde la burguesía, Cruz era hijo de un coronel de Ejército, que fue trasladado desde Santiago a Concepción en los años ’50, por lo cual matriculó a sus hijos en el Liceo Enrique Molina. Luciano, en particular, llegó a segundo año de Humanidades (el equivalente a octavo básico de hoy) y, aunque estaban un curso más arriba que él, se hizo íntimo amigo de quienes más tarde serían sus grandes amigos y compañeros de partido: Bautista van Schouwen y Miguel Enríquez, pese a que —como señalan los mismos autores— en ese tiempo Cruz era más bien un adolescente de derecha, que incluso militaba en el partido Liberal, lo que comenzó a quedar de lado cuando comenzó a imbuirse de las ideas de izquierda junto a sus nuevos camaradas.
En 1960 fue electo presidente del Centro de Alumnos y en 1962 ingresó a estudiar medicina a la UdeC, siguiendo a Enríquez y Van Schouwen, que ya estaban en segundo año, donde coincidieron con Beatriz “Tati” Allende, hija de Salvador Allende.
Tras haber sido su Secretario General, en 1967 Cruz fue electo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción y en 1968 viajó a Cuba, donde recibió instrucción militar. Poco después emprendió el secuestro de Osses.
En diciembre de 1969, luego del famoso “Tacnazo”, el alzamiento de varias unidades militares encabezado por el general Roberto Viaux, este quedó detenido en el Hospital Militar. Cruz, junto al periodista penquista José Carrasco Tapia (asesinado en 1986), se infiltraron en el Hospital Militar y haciéndose pasar por un periodista italiano llamado “Saverio Tuttino”, Cruz logró que el militar le concediera una entrevista.
Su muerte
Sin embargo, el 14 agosto de 1971 Luciano Cruz perecía asfixiado con gas al interior del departamento en que estaba viviendo en Santiago, ubicado en Santo Domingo 586, depto. 10, en el barrio Bellas Artes. Según se explicaba en el parte de la Primera Comisaría de Santiago, el mirista René Valenzuela Bejas acudió allí a las 16 horas, pues había quedado de almorzar a las 12.50 con Cruz, en calle Brasil 636, pero como este no llegó, decidió ir a preguntarle si estaba bien. Sin embargo, el expresidente de la FEC no abrió.
Como el auto de este se encontraba estacionado, a Valenzuela le invadió la certeza de algo le había ocurrido y, ante ello, partió a buscar a Miguel Enríquez. Junto a ellos fue también Humberto Sotomayor. Un vecino, Jaime Bari Rojas, empujó una ventana del departamento que Cruz arrendaba (bajo un nombre falso) y logró entrar. El reporte de Carabineros señalaba, refiriéndose a los demás miristas, que “Bari les habría dicho que la estufa de gas ubicada en una de las dependencias del departamento estaba con la llave abierta y apagada, pero que a ellos no les constaba”.
De acuerdo con lo indicado en dicho documento, Cruz estaba en su cama, tapado y en slips, “por lo que Enríquez lo examinó, comprobando que estaba muerto. No obstante esto, le practicó respiración boca a boca y masaje cardíaco extremo, conduciéndolo luego a la Posta Central”.
Posteriormente, el protocolo de autopsia efectuado en el entonces Instituto Médico Legal, firmado por el tanatólogo Alfredo Vargas Baeza, aseveraba que todo lo examinado en el cuerpo estaba en condición normal y que el estómago estaba vacío, pero presentaba una “pequeña cantidad (20 cc.) de un líquido blanquecino” cuya composición no se detallaba.
Asimismo, según el médico, los exámenes de laboratorio dieron resultado positivo ante la presencia de monóxido de carbono, argumentando que esa era la causa de muerte y que “no existen huellas de violencia”.
La versión de la CIA
Cinco días después, según Palma y Avendaño, también moría asfixiada la pareja de Cruz, la profesora de Periodismo y Sociología de la Universidad de Concepción, Jean Marie Marguerite Hughes Jouet, quien había llegado a Chile en 1968. Los autores señalan que ella se suicidó “recurriendo al gas de cañería del cuarto de baño de un departamento ubicado en calle Compañía de Santiago, tras haber asistido al funeral de Cruz, cuya dolorosa partida, simplemente, no pudo soportar”
Sin embargo, según reportaba la CIA el 01 de octubre, “en Santiago se cree ampliamente que la muerte del exlíder del MIR no fue accidental”[1]. Según dicho informe, “se cree que no cometió suicidio, como han dejado ver algunos dirigentes de ‘bajo nivel’, en un intento aparente por conectar su muerte con la de su novia, una socióloga nacida en Francia, profesora de la Universidad de Concepción. Ella, según se informó, se asfixió a sí misma dos días después de la muerte de Cruz, de la misma forma en que este murió”.
Asimismo, la CIA argumentaba que “aunque no es claro exactamente quién habría sido responsable de la muerte de Cruz, muchos piensan que tiene que ver con su estrecha asociación con Max Marambio. Desde la expulsión de Marambio del MIR por su ‘desafortunado tratamiento’ al hijo de un oficial naval en Viña del Mar (mientras servía como guardaespaldas presidencial), él y aquellos que era cercanos a él han sido considerados como ‘peligros políticos’ para el presidente Allende” (cabe recordar que Max Marambio, más conocido en aquellos años como “Ariel Fontana” fue el jefe del Grupo de Amigos Personales (GAP), la guardia de Allende conformada por militantes del MIR y el PS).
El mismo documento aseveraba que “muchos chilenos sienten que la muerte de Cruz es una indicación de la evidencia de la severidad de la fricción no solo dentro del MIR, sino través de los partidos de izquierda en Chile”. Luego de ello, el autor del reporte agregaba que “ellos sienten que esto indica el punto al cual ciertos elementos, posiblemente incluyendo a Allende, están dispuestos a llegar para eliminar a la oposición”.
Unos días después de la muerte de Cruz un grupo de miristas atacó la redacción del diario de derecha “La Tribuna”, el cual había titulado “Huele a suicidio”, aseverando además (lo que se desmiente en el protocolo de autopsia) que el pecho de Cruz presentaba “arañazos” y que había bebido abundante alcohol.
En un cable enviado desde la Estación de la CIA en Santiago a Washington, se informaba que cuatro miristas habían irrumpido en el periódico el 18 de agosto, golpeando al redactor Daniel Galleguillos y lanzando una máquina de escribir contra el diputado del Partido Nacional Mario Arnello (aunque el cable dice “Manuel”). Tres de los atacantes escaparon, pero un cuarto (Alejandro Villalobos Díaz) fue detenido.
El paper aseveraba que ese mismo día se había producido una acalorada sesión en el parlamento, en la cual se había discutido acerca del estado de los grupos armados y de la penetración del MIR en las Fuerzas Armadas, debido a algunos de los comentarios formulados por Miguel Enríquez en el funeral de Cruz.
Además, la CIA señalaba que “queremos puntualizar que el MIR es el brazo de acción encubierta del presidente Allende, quien lo usa para cumplir sus objetivos cuando debe dar pasos fuera de la Constitución” y que la salida de este grupo (por medio de Max Marambio) de la cabeza del GAP obedecía, siempre según este organismo de inteligencia estadounidense, a un diseño tendiente a que el presidente pudiera negar en forma plausible su respaldo a las acciones del MIR.
El informe de la colonia
Sin embargo, hay otro documento desclasificado acerca de Luciano Cruz, pero no fue escrito en alguna oficina de la CIA, sino dentro del recinto de Colonia Dignidad, en Parral. En efecto, dentro de las fichas que fueron halladas allí en 2005 (y que fueron desclasificadas en 2014) hay una relativa a Cruz, escrita por Gerd Sewaald, el jefe de inteligencia de la secta.
La ficha se concentra fundamentalmente en aseverar que cuando Cruz estaba siendo buscado por el secuestro de Osses se habría ocultado en un regimiento, donde su hermano era el segundo jefe, información basada en informaciones entregadas por “AGuFcSC”, sigla con que identificaban al jefe de la DINA en Parral, Fernando Gómez Segovia. No obstante, al final de la misma hay una mención a su muerte, que se atribuye al informante llamado “Molli”, que no era otro que el famoso “encapuchado del Estadio nacional”, René Alarcón Muñoz, que había pertenecido al Partido Socialista y quien fue llevado encapuchado a dicho recinto deportivo, luego del golpe de Estado, para que reconociera a militantes de partidos de izquierda, muchos de los cuales desaparecieron tras ello.
Muñoz fue asesinado en 1977 en La Florida, pero antes de su muerte concurrió hasta las oficinas de la Vicaría de la Solidaridad, donde (además de indicar que sabía que lo iban a asesinar) dejó grabado un extenso testimonio en el cual reveló que hacia octubre de 1973 comenzó a trabajar, como funcionario de la DINA, al interior de la Colonia Dignidad, aseverando además que dentro de esta había al menos cien prisioneros políticos vivos, entregando los nombres de 84 de ellos.
Fotografía: Funeral de Luciano Cruz, foto de Armindo Cardoso, en Biblioteca Nacional Digital.
