César Hidalgo: «Concepción es una fuente de talentos»

De paso por la capital de la Región del Bío Bío, el destacado científico e investigador chileno habló con pasión sobre el trabajo que realiza su equipo de Datawheel, proyecto que le ha permitido desarrollar su faceta empresarial y aprovechar el potencial laboral de la ciudad. 

Caminando con un grupo de jóvenes de Concepción, César Hidalgo se ve relajado. En el piso 14 de un edificio en pleno centro de la ciudad, el físico chileno, reconocido por la revista Wired como una de las 50 personalidades que va a cambiar el mundo, tiene instalada hace seis meses la oficina de Datawheel, proyecto donde trabajan más de veinte ingenieros, desarrolladores y científicos y que durante la última década ha crecido, para instalarse como un actor relevante en la construcción de bienes raíces digitales.

Con más de una docena de clientes activos, principalmente en el extranjero, el físico chileno cuenta que este emprendimiento es un proyecto 100% empresarial: “La meta obviamente es crecer y ser capaz de liderar en el espacio de distribución, visualización y análisis de datos, creando estas tecnologías y propiedades que en general tienden a ser temáticas a través de geografías, como Data México, Data USA, o a través de tópicos como el Observatorio de Complejidad Económica”.

Datawheel es una empresa que tiene varias partes, cuenta el científico. Una tecnológica, que crea un sistema de gestión de contenidos que se conecta con millones de bases de datos para generar visualizaciones, y otra internacional, que genera plataformas de contenidos para clientes específicos. Particular orgullo le causa la iniciativa Data México, donde, a diferencia de Chile, pudieron consolidar un proyecto con la Secretaria de Economía del país que trabaja con las embajadas alrededor del mundo. En tanto, el Observatorio de Complejidad Económica es una plataforma de visualización y distribución de datos en línea, centrada en la geografía y la dinámica de las actividades económicas.

Con su grupo de investigación en la Universidad de Toulouse (Francia), donde es Director del Center for Collective Learning, estudia el comercio de productos digitales, que junto a los servicios alcanza el 2% del PIB mundial.

—Durante los últimos 15 o 20 años, mucho del comercio internacional ha generado un margen de comercio internacional digital —detalla.

El trabajo que realizan es, para él, valioso, puesto que la diversificación de la matriz productiva es acotada, mientras que en el mundo digital hay espacios para desarrollarse en mercados crecientes:

—Acá tenemos la oportunidad de generar un polo de exportación de productos digitales, que generan ingresos que al final entran en la economía local—comenta.

Concepción no es un mercado potencial, sino una fuente de talentos, explica, agregando que se trata de una ciudad con poca competencia para la contratación del tipo de profesionales que necesitan en Datawheel.

Un 90% de sus ingenieros provienen de la Universidad de Concepción y su vínculo con la ciudad responde al entusiasmo de estos mismos profesionales de trabajar con él. Carlos Navarrete, ex alumno de ingeniería civil de la UdeC, lo contactó hace varios años y la química laboral que se generó fue innegable.

Desde ese momento, el crecimiento de la empresa ha sido orgánico, sumando profesionales al proyecto a partir de grupos de trabajo y afinidades preexistentes.

—Lo que Concepción tenía eran dos cosas, por un lado la universidad tiene una fuente de talentos, porque entrenan muy bien a los muchachos, pero por otro lado el mercado laboral no emplea tanto a gente en el software— comenta.

Mientras que en Estados Unidos competían por profesionales con Google, Facebook y Microsoft, en la capital regional la competencia se limita a Arauco.

—Y yo creo que pagamos mejor—señala.

Dinámicas laborales

César Hidalgo habla de cada uno de los miembros de Datawheel con una especial devoción.  Reconoce que son Dave, su CEO que opera desde Boston, junto a Grace y Nico, que gestionan la oficina en Concepción, las personas que mantienen al equipo operando día a día. Dos veces a la semana, él participa desde Francia en reuniones de directorio. El promedio de edad del equipo es 28 años y cada vez que se abre un nuevo puesto, son los actuales miembros de la empresa quienes se enteran primero.

—El que los trae se tiene que hacer responsable —cuenta el científico, al detallar el modelo de reclutamiento de la organización, que le ha permitido mantener a un equipo estable y contento.

Su preocupación por las dinámicas laborales responde a su propia trayectoria. Pese a su éxito y reconocimiento mundial como científico e investigador, él mismo ha sido abierto en relatar en los últimos meses momentos complejos que vivió en su estadía en el MIT.

—En la medida que te pones mayor empiezas a valorar otras cosas. Uno puede sacrificar muchos aspectos de la vida personal por cosas como prestigio, que eventualmente se pueden ver bien de afuera, pero para el día a día no te sirven —comenta.

El sector privado, dice, le ha permitido experimentar en términos organizaciones y generar un ambiente donde todos trabajan por un objetivo común.

—En software nosotros tenemos que estar inventando el producto y el proceso, y la invención de producto es mucho más desordenada y requiere mucho más la creatividad de las personas —afirma.

La oficina que poseen en calle Aníbal Pinto es una planta abierta con vista a la ciudad, donde no existen horarios de entrada y salida, una decisión orientada a las personas, pero principalmente a lograr la eficiencia del negocio.

Reconoce que le encanta la Academia, especialmente trabajar con sus estudiantes de posdoctorado explorando nuevas ideas, pero para él trabajar es “generar valor para otro, no para uno”, por lo que aprecia tener proyectos en el mundo privado.

—Estoy agradecido de poder tener también una pata dentro y una pata afuera, porque el mundo afuera es súper interesante, más grande y te da flexibilidad —dice y agrega que “ahora pienso harto de cómo poder hacer cosas que tengan un componente más filantrópico y de ayudar gente”.

Nuevo proyecto literario 

Hace meses, el científico chileno está trabajando en la continuación de su libro Why information grows junto a una editorial. Su foco hoy es armar un texto para un público más general, no sólo académico, pues considera que el conocimiento en un tema que le ha costado comprender a la sociedad.

—Los libros le ayudan a uno a aclarar las ideas y por muchos años llevo trabajando en esta idea de que hay ciertas leyes que gobiernan como se mueve y como crece el conocimiento en la sociedad —señala.

Adelanta que el objetivo de su nuevo libro es hablar sobre los principios que rigen el crecimiento y la difusión del conocimiento, con el fin no solo de satisfacer a una audiencia, sino también aclarar ideas para sí mismo, una misión que hoy asume con mucho menos miedo que en sus anteriores proyectos literarios.

Visión actual de Chile

César Hidalgo considera que el proceso político reciente que se vivió en Chile fue un ciclo completo de aprendizaje, que incluyó una euforia inicial, desilusiones y un entusiasmo que se mantuvo hasta el plebiscito constitucional del 4 de septiembre.

Asimismo, reconoce que pensó que el apruebo sería el ganador.

—El aprendizaje ocurre cuando el personaje cambia de pensar durante la historia. En la ficción está todo basado en un personaje que evoluciona. Mucha gente tiene que haber cambiado su opinión de cómo el país debía avanzar y cómo nos deberíamos comportar para hacer eso —reflexiona.

A su parecer, la actual administración del Presidente Gabriel Boric adoptó el lenguaje de los gobiernos anteriores, demostrando que “la institución es más fuerte que el personaje”.

—A mí igual me dio harta pena y me dolió harto todo lo que pasó en Chile en los últimos años. No porque políticamente haya pasado esto o aquello, sino porque entiendo que mucha gente se peleó y perdió amistades que tenía de hace muchos años —afirma.

Respecto del rol que jugaron las redes sociales en el proceso político nacional reciente, en particular Twitter, comenta que esta plataforma demostró ser poco representativa, al igual que en otras partes del mundo: “las redes sociales no fueron un ambiente de deliberación, sino campos de batalla”.

Aunque creció en Chile, el académico, que estudió física en la Universidad Católica y se doctoró en Notre Dame, vive en el exterior desde hace casi 20 años trabajando con estudiantes de todas partes del mundo, desde conservadores del Islam hasta ultraliberales, según relata. Para él, su afortunado destino le ha permitido distanciarse de las categorías instaladas en el país.

—Si son de Kast, si son de Boric, me da igual. Cuéntame por qué, me interesa escuchar tu opinión, pero no me interesa cambiar tu opinión —concluye.

Fotografías: María Paz Rudnick

El equipo de Datawheel en la oficina en Concepción.

Publicado en Actualidad Ciencia